Extranjera
Si todo fuera perfecto, me encadenaría
sin importar el tiempo o los dolorosos días.
Si todo fuera incierto, me abriría paso,
porque sé que puedo… pero no es el caso.
Viniste tan elocuente, tan perfecta, tan tú;
y con facilidad desafiaste el desorden de mi estabilidad
por tu impredictibilidad, por tus ojos que invitaban
con sus abiertas pupilas a adentrarme y pertenecer;
o simplemente por ser y dejarme admirarte… no lo sé.
Sinvergüenza, no te puedo culpar,
pues eres inocente, y no hay duda.
¡Cómo me frustras!
Sin saberlo, me dispusiste a ensuciar mis manos;
a hacerme el único culpable,
pues era otro yo, dispuesto a serlo… pero no es el caso;
el fin me exenta de toda responsabilidad.
Sin embargo, culpo a tu esencia extranjera,
a mi ausencia cuando el momento era propio
y a tu ser una diva viva de lo que tanto anhelo
de que en este escrito escaseen las rimas,
de que haya desorden donde no lo amerita …
pues soy otro yo, dispuesto a ser otro… pero no es el caso.
Háblame una vez más con ese acento que no puedo imitar,
que tu escasa y dulce agua me desborde el corazón,
explícame otra vez por qué tenías que ser de otro lado, y ajena;
o calla, si eso quieres, y déjame a mí adivinarlo con tus señas.
Ah… Si todo fuera perfecto, rimaría este texto.
Si todo fuera correcto, aprendería ese acento.
Si llegas a ser quien imagino eres, otra historia será.
Pero déjame averiguarlo, déjame entrar.
Deja que la mente opaque al corazón con la realidad,
o que se pongan de acuerdo, si lo aprueba la verdad.
Ah… si tan solo me dejaras sin curiosidad… pero gracias a Dios no es el caso.