Arma Blanca
Si tratara de explicarte,
te desperdiciaría como muchos.
Porque eres noche, eres día;
eres la muerte que presta vida.
Justamente exacto,
pero sin medida cierta eres.
Pues eres solo un pacto,
entre el universo y sus seres;
y sin embargo inculpado eres.
Te compadezco y agradezco
por permanecer en mi mente;
humilde origen tuyo, de tu opacada gloria,
y de tu pasado, futuro y presente.
Pues te comprendo,
o intento comprender,
cambiante, deforme, vasto, complejo,
medible pero incierto.
Eres solo un inocente invento;
delirio de los que claman tomar la tierra,
y quieren controlar tu ahora,
pero no pueden ni estar en ti;
y temen encontrar tu debatido fin.
Fiel amigo incomprendido,
eterno sanador de los heridos,
aunque prefieran ignorarte
y de moneda tirana disfrazarte,
yo te escucho, mi sabio mudo,
pues eres inocente y puro.
Fuiste el agua que al final sació la sed,
la tierra que terminó con mi naufragio.
Fuiste tajante al enseñarme
que contigo nada es negociable;
que no hay mejor manera que la tuya;
y que no te podemos domar,
pero estás aquí para dar, no para condicionar;
pues tu naturaleza es siempre sencilla y pura.